Una de las causas por las cuales todavía no se dispone de una cura para el
virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es que éste infecta las células del
sistema inmunitario encargadas de activar la respuesta que tendría que frenar la
infección.
Ahora científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa (España)
han identificado la puerta de entrada del VIH a las células dendríticas, en las
que el virus también penetra y la mayoría se acumula intacto en su interior.
El estudio, liderado por Javier Martínez-Picado y Nuria Izquierdo-Useros, se
publica esta semana en la revista PLoS Biology y desvela un enigma que la
comunidad científica intentaba descifrar desde hacía años. Los nuevos resultados
demuestran cuál es la molécula de las células dendríticas que captura el VIH
para iniciar la rápida propagación por el organismo.
“Teníamos la llave y ahora hemos encontrado la cerradura. El enigma está
resuelto. Ya estamos trabajando en el desarrollo de un fármaco que bloquee este
proceso y que permita mejorar la eficacia de los tratamientos actuales contra el
sida”, explica Martínez-Picado.
Además, según apunta Izquierdo-Useros, “hemos podido observar que la proteína
que actúa como cerradura para la entrada del VIH también podría facilitar la
entrada de otros virus. Por lo tanto, el hallazgo también podría llevar al
desarrollo de tratamientos para distintas infecciones que utilizan esta vía de
propagación”.
Para identificar la molécula de la membrana de las células dendríticas que
captura el VIH, los investigadores se centraron en estudiar una familia de
proteínas presentes en la superficie de las células dendríticas llamadas
Siglecs.
Los científicos hicieron pruebas in vitro mezclando virus con células
dendríticas que presentaban diferentes cantidades de Siglec-1. Con el
experimento pudieron concluir que cuando aumentaba la cantidad de Siglec-1 en la
superficie de las células dendríticas, estas incrementaban la captación del VIH
y se desencadenaba un incremento del número de linfocitos T CD4 (la principal
diana del virus) infectados.
También probaron a inhibir la proteína, acoplándola a anticuerpos y
bloqueando la expresión del gen correspondiente, y comprobaron que entonces las
células dendríticas perdían su capacidad de capturar los VIH y de transmitirlos
a los linfocitos T CD4.
Por ello, los autores sugieren que la Siglec-1 es responsable de la entrada
del virus a las células dendríticas y que permite la transmisión a los
linfocitos T CD4, con lo que representa una potencial diana terapéutica.
El VIH ataca principalmente a los linfocitos T CD4, unos glóbulos blancos que
reciben este nombre porque tienen la proteína CD4 en su membrana. Los más de 20
fármacos disponibles hoy en el mercado actúan bloqueando el ciclo que sigue el
virus para infectar estos linfocitos, pero no curan porque no consiguen eliminar
del todo el VIH del organismo.
Para los expertos, uno de los motivos es que la medicación disponible no
actúa sobre las células dendríticas. Como estas células son las encargadas de
activar la respuesta inmunitaria, cuando lo hacen la activan, pero a la vez
infectan los linfocitos T CD4 y la propagación de la infección se da de manera
muy eficaz.
En condiciones normales, cuando un patógeno entra en nuestro organismo, las
células dendríticas ejercen un papel clave en la activación de la respuesta
inmunitaria. Su función consiste en patrullar por el organismo, capturar los
agentes infecciosos que nos invaden, degradarlos y obtener algunas de sus
moléculas.
A continuación, se desplazan a los nódulos linfáticos, que es donde presentan
las moléculas del patógeno a los linfocitos T, unas células encargadas de
destruir de manera específica los microbios y las células que ya se han
infectado.
El problema del VIH es que se aprovecha de las células dendríticas para
refugiarse dentro, en compartimentos, sin llegar a degradarse del todo. Esto le
permite llegar entero a sus dianas principales, los linfocitos T CD4, actuando
como auténticos caballos de Troya porque concentran el virus en la zona de
contacto con este tipo de glóbulo blanco y favorecen la infección, en vez de
iniciar una respuesta inmunitaria adecuada contra el VIH. (Fuente:
SINC/IrsiCaixa)
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